Como padres queremos proteger a nuestros niños de todo aquello que los pueda lastimar, estamos muy pendientes de lo que hacen, lo que se están metiendo a sus boquitas, con quien andan, entre otras cosas. Este instinto es fundamental para el buen cuidado y desarrollo de nuestros hijos, pero hay veces que lo llevamos un poquito muy lejos. Cuando llevamos este sentido de cuidado a niveles que no le corresponden, en vez de cuidar de nuestros hijos los comenzamos a mal educar, sembramos en ellos miedos que no deberían tener, fomentamos la desconfianza y la sobre-dependencia. Aunque cuando niños nos podría parecer que no es tan mala la sobreprotección, la realidad es que muchos de los niños que son sobreprotegidos en su infancia llevan todo esos temores y sus desconfianzas a la vida de adultos.
Seamos padres cuidadosos, pero de vez en cuando dejemos que se acerquen al borde…agarrados de nuestras manos.
Un Abrazo,
Gio Camacho
Serie " La paternidad es de hombres"
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