Conoces a un cliente, un posible patrono o un colega. Tu mente comienza a trabajar; ¿Me debo acercar a esa persona?, ¿Será profesional?, ¿Le debo confiar mi dinero o mi compañía?, ¿Será amistosa?, estas y muchas más preguntas surgen inconscientemente en nuestra mente.
Para un negocio o empresario estos primeros 7 segundos son fundamentales y podría representar la diferencia entre un contrato o un "lo vamos a pensar" (todos sabemos como eso termina el 90% de las veces).
Así que recuerda esto, la próxima vez que vayas a interactuar con un cliente asegúrate de tener tu imagen lista.
"Lo que no se ve, no se vende, pero lo que se ve mal, tampoco"