Soy puertorriqueño, con peste a playa y arena en las sandalias.
Soy boricua, con cuatro en mano bailando plena por todos lados.
Soy taíno, español, negro, judío, americano, francés y hasta italiano.
Soy morado, como el café tostado...
Pero en estos días solo he escuchado, que estamos quebrados, perdidos, heridos de muerte...
Mientras veo a mis amigos irse de mi tierra lentamente.
No porque quieran, sino porque que no pueden, no tienen, obligados a dejar su terruño y con ellos sus familias, sus amigos, sus montañas y sus lágrimas.
Entonces recuerdo aquel jibarito cantando, "el fiero cantío del indio bravío".
Y pienso, ¡Contra! este terruño es mío.
No de un partido, tampoco de una ideología, sino del que lo ama y lo llama su nido.
Si mi pueblo se uniera, frente en alto, mente primero, evitando ser ingenuo.
Astuto e inteligente, buscando soluciones y no ser solucionados, con fuerza y con pasión...
Esto no es un llamado a las armas de la revolución, sino a la conciencia y a la razón.
No hay mayor independencia que la no dependencia, que nuestra estadidad, sea el estado de nuestra capacidad.
Seamos como el café, que en el calor del agua dá su aroma, como el plátano que mancha lo que toca, como el maví que refresca en un día de sed y como el coquí que canta no importando donde esté.
Puerto Rico necesita de cada borinqueño, porque quien reconstruyen son sus dueños,
¡Necesitamos menos excusas, y más ahínco!
Ayudar al que se queda, sobre el que todo se lleva,
Así que boricua entiende, que nadie quiere tanto su patria como quien la tiene,
Y está en nosotros si esto continúa o se detiene,
En las palabras de José de Diego, reverdece,crece, resiste
como el toro que no muge embiste.
Dependamos menos, hagamos más.
Mudemos nuestras mentes, como la boa muda su piel, luchemos como el pitirre defiende su nido,
Con la esperanza de algún día podamos decir, que recuperamos nuestro jardín florido.
¡Adelante Puertorro! #vamoallá